El estrés activa la respuesta de “lucha o huida” del cuerpo. Libera una oleada de neurotransmisores y hormonas como la adrenalina y el cortisol que nos ponen en alerta máxima, lo que aumenta la frecuencia cardíaca, acelera la respiración y produce tensión en los músculos. La respuesta al estrés brinda la explosión de energía que necesitamos para luchar contra una amenaza o huir a un lugar seguro.
Lamentablemente, percibimos muchas situaciones cotidianas como una amenaza para la vida, incluso si no lo son. Estas reacciones desencadenan nuestra respuesta de lucha o huida y hacen que los niveles de estrés se eleven.

Existen muchos tipos de desencadenantes del estrés, pero a continuación te mencionamos los más comunes:
- Problemas financieros
- Demasiadas responsabilidades
- No disfrutar de tu trabajo
- Trabajar muchas horas
- Enfrentar acoso en el trabajo o en la escuela
- Perder tu trabajo
- Muerte de un ser querido
- Terminar una relación
- Lesión
- Sentirte culpable por tus acciones o por tu falta de acción
- Ser víctima de un delito
- Presenciar o sufrir violencia
- Encontrar recordatorios de experiencias traumáticas pasadas
cuando no se maneja de manera adecuada, puede tener múltiples consecuencias negativas en nuestra salud física y mental. A continuación, se detallan algunas de las principales repercusiones que el estrés prolongado puede causar:
1. Consecuencias físicas
- Sistema cardiovascular: La liberación constante de adrenalina y cortisol puede elevar la presión arterial y aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas, como hipertensión, ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.
- Sistema inmunológico: El estrés crónico debilita la respuesta inmunitaria, lo que nos hace más propensos a infecciones, resfriados frecuentes e incluso enfermedades autoinmunes.
- Sistema digestivo: Puede causar problemas como gastritis, úlceras, síndrome de colon irritable y alteraciones en el apetito, como comer en exceso o pérdida del mismo.
- Problemas musculares: La tensión muscular constante puede derivar en dolores crónicos de cabeza, cuello y espalda.
- Alteraciones en el sueño: El estrés afecta la calidad del sueño, lo que provoca insomnio o fatiga persistente.
2. Consecuencias emocionales y mentales
- Ansiedad y depresión: El estrés crónico puede desencadenar o empeorar trastornos emocionales como la ansiedad, el trastorno de pánico o la depresión.
- Dificultad para concentrarse: Afecta la memoria y la capacidad de tomar decisiones, lo que puede impactar negativamente en la vida laboral y personal.
- Irritabilidad y cambios de humor: Las personas bajo estrés pueden volverse más irritables, impacientes o emocionales.
3. Impacto en las relaciones interpersonales
El estrés no solo nos afecta a nivel individual, sino también en nuestras relaciones con los demás. Puede llevar a discusiones frecuentes, aislamiento social o dificultad para conectar emocionalmente con familiares y amigos.
4. Comportamientos poco saludables
El estrés también puede inducir a hábitos perjudiciales como:
- Consumir en exceso alcohol o tabaco.
- Comer alimentos poco saludables o en exceso.
- Reducir la actividad física.
- Depender de medicamentos sin supervisión profesional.
RECUERDA: Si experimentas estrés en tu vida y no has podido abordarlo por tu cuenta, acude con un profesional de la salud mental.