El diagnóstico de autismo es significativamente más común en niños que en niñas, con una proporción de aproximadamente 4 a 1. Sin embargo, investigaciones recientes sugieren que esta diferencia puede no ser tan marcada, estimándose que la relación real podría acercarse a 3 a 1. Esto se debe a diversos factores que dificultan la detección en niñas, quienes muchas veces enmascaran sus síntomas.

¿Por qué se da esta disparidad?
- Factores biológicos y genéticos:
- Vínculos genéticos: Se han identificado patrones familiares que podrían ser «protectores» en las niñas, disminuyendo la probabilidad de desarrollar o manifestar rasgos de autismo.
- Hormonas: Diferencias en los niveles de testosterona fetal podrían influir en cómo se desarrolla el autismo entre los sexos.
- Mayor incidencia en hombres:
Los estudios confirman que el autismo es más frecuente en varones, pero también señalan que en las niñas los síntomas suelen ser más sutiles o diferentes, lo que complica su identificación.
Dificultades en el diagnóstico en niñas
- Cambios en los criterios diagnósticos:
En los últimos años, los métodos para identificar el autismo han evolucionado para incluir rasgos más sutiles. Sin embargo, muchas niñas con características menos evidentes aún no son diagnosticadas debido a estos criterios recientes que no siempre se aplican correctamente. - Pruebas con sesgo hacia patrones masculinos:
Las herramientas utilizadas para evaluar el autismo suelen estar diseñadas en función de patrones observados principalmente en niños, dejando fuera indicadores más comunes en niñas. - Diferencias en la expresión de los síntomas:
Las niñas pueden manifestar habilidades lingüísticas y sociales más desarrolladas, lo que puede llevar a que sus síntomas de autismo sean subestimados o malinterpretados. - Presiones sociales y expectativas de género:
Las normas sociales y culturales suelen presionar a las niñas para que se comporten de manera más adaptada, lo que oculta o enmascara los rasgos de autismo. - Capacidad de enmascaramiento:
Las niñas tienden a ser más hábiles para ocultar sus síntomas, utilizando estrategias conscientes o inconscientes para integrarse mejor socialmente. Estas estrategias, aunque útiles en ciertos contextos, complican la identificación temprana del trastorno.
Diagnósticos pasados por alto
Un modelo predictivo sugiere que hasta un 39% más de mujeres podrían ser diagnosticadas con trastorno del espectro autista (TEA) si se eliminaran los sesgos diagnósticos y sociales. Factores como la falta de capacitación entre profesionales de la salud y el diseño de herramientas poco inclusivas han contribuido a que muchas niñas y mujeres no reciban un diagnóstico oportuno.
Conclusión
Es crucial desarrollar enfoques más inclusivos y específicos para identificar el autismo en niñas y mujeres. Además, aumentar la conciencia sobre las diferencias de género en el TEA puede ayudar a garantizar que más personas reciban el apoyo necesario para llevar una vida plena.