Siete binomios, una sola crisis: ¿dónde está la unidad que el país exige?

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Alerta Bolivia  

Tarija, 19 de mayo de 2025 – 

Gobierno Autónomo Municipal de Tarija

Bolivia se acerca a las elecciones del 17 de agosto con hasta el momento siete binomios ya confirmados, en lo que parece más una carrera de egos que un verdadero intento de reconstrucción nacional. En medio de una crisis económica asfixiante, con el dólar paralelo disparado y una inflación que erosiona día a día el bolsillo de los ciudadanos, la clase política responde con división, protagonismo y cálculos electorales.

Ni el oficialismo ni la oposición han logrado, o querido, construir un solo frente que represente una salida viable y estable para el país. Ambos bloques, encerrados en sus propias disputas internas y estrategias de poder, parecen sordos ante una ciudadanía que clama por unidad, renovación y soluciones concretas. El país atraviesa una de sus etapas más críticas en lo económico y social, pero los líderes políticos actúan como si no estuviera pasando nada.

Tribunal Supremo Electoral

La oposición, a pesar de tener frente a sí un gobierno debilitado y una clara demanda popular de cambio, prefiere fragmentarse en múltiples candidaturas. Se reparten el voto antes de haber ganado la elección, priorizando intereses particulares antes que el bien común. ¿Es tan difícil ceder por un proyecto colectivo? ¿Acaso pesa más el cálculo personal que la estabilidad de un país entero?

Del lado del oficialismo, la falta de dirección es igual de alarmante. Más preocupados por mantener cuotas de poder que por rectificar errores, las divisiones internas terminan debilitando la institucionalidad que dicen defender. El país necesita conducción clara, y en su lugar recibe discursos vacíos y pugnas internas.

Lo que debería ser una oportunidad para reconstruir el pacto social se está convirtiendo en otro episodio de improvisación, personalismo y fragmentación. La democracia no se fortalece con la proliferación de candidaturas, sino con la capacidad de articular propuestas reales, viables y respaldadas por un compromiso común.

Hoy, Bolivia no necesita más caudillos ni más promesas. Necesita madurez política. Necesita unidad. Y sobre todo, necesita que quienes se postulan para liderar el país entiendan que no están jugando una partida más, sino el destino de millones que ya no pueden esperar.


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