Alerta Bolivia
Tarija, 20 de febrero de 2025 – Hace exactamente cinco años, el entonces alcalde de Tarija, Rodrigo Paz Pereira, sorprendió a propios y extraños al convertir en su “compadre” al río Guadalquivir en el tradicional Jueves de Compadres. En un acto simbólico y mediático, Paz prometió protegerlo, limpiarlo y garantizar su recuperación ambiental. Pero, ¿qué ha pasado desde entonces? La respuesta es cruda: poco y nada.
El río Guadalquivir sigue siendo víctima del abandono, la contaminación y la indiferencia de las autoridades. Lo que en su momento se vendió como un compromiso inquebrantable terminó siendo un show político sin consecuencias reales. Las aguas del Guadalquivir continúan recibiendo descargas de aguas residuales sin tratamiento, su cauce sigue obstruido por basura y sedimentos, y su recuperación sigue siendo una tarea pendiente que cada gestión municipal y departamental se encarga de postergar.

El caso de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales de San Blas es un claro ejemplo de esta negligencia. Anunciada con bombos y platillos como la solución definitiva al problema, la realidad muestra que no ha sido suficiente para frenar la contaminación del río. Mientras tanto, estudios y reportes siguen advirtiendo sobre la crisis ambiental que enfrenta Tarija, pero las respuestas son tibias, y las acciones concretas brillan por su ausencia.
Más allá de la anécdota del “compadre” olvidado, lo preocupante es el patrón de promesas incumplidas y gestos simbólicos vacíos que caracterizan la política. Tarija no necesita más ceremonias folclóricas disfrazadas de políticas públicas; necesita planificación, ejecución y fiscalización real de proyectos ambientales. De lo contrario, el río Guadalquivir, en lugar de ser el orgullo de la ciudad, seguirá siendo el espejo de la desidia gubernamental y la falta de voluntad política.
Si el exalcalde, ahora senador y candidato a la presidencia, Rodrigo Paz, realmente se comprometió con su «compadre», es momento de que explique por qué sus promesas quedaron en el olvido. Si los actuales gobernantes no quieren repetir la misma historia, deben actuar con hechos y no con discursos. Los ríos no necesitan compadres; necesitan acciones concretas para su recuperación.