Los ronquidos en los niños suelen verse como algo inofensivo, comparándolos con los de sus padres o atribuyéndolos a la genética. Sin embargo, lejos de ser solo un ruido molesto, pueden ser una señal de alerta sobre problemas de salud que afectan su bienestar y desarrollo.
Cuando un niño ronca con frecuencia, su calidad de vida se ve afectada. La falta de una adecuada oxigenación durante el sueño obliga a su corazón y pulmones a trabajar en exceso, lo que puede derivar en complicaciones graves como hipertensión pulmonar y deterioro cardiaco a mediano plazo.
Este problema, originado por la obstrucción de las vías respiratorias, puede estar ligado a alergias, infecciones o condiciones anatómicas que dificultan la respiración. Los niños con antecedentes de alergias en la piel o el sistema digestivo antes de los dos años tienen mayor riesgo de desarrollar ronquidos crónicos con implicaciones respiratorias.

La clave está en la prevención y detección temprana. Si notas que tu hijo ronca con frecuencia, no lo pases por alto. Acudir a un pediatra puede marcar la diferencia, ya que un diagnóstico oportuno permitirá iniciar el tratamiento adecuado y evitar complicaciones a futuro.
No normalices los ronquidos en los niños. Lo que parece un simple sonido nocturno puede ser la señal de que su salud está en riesgo.