El estrés es una respuesta natural del cuerpo ante situaciones desafiantes, pero cuando se vuelve crónico, puede afectar diferentes sistemas, incluida la digestión.
Muchas personas experimentan malestares digestivos como hinchazón, acidez o cambios en el tránsito intestinal cuando están bajo presión. Entender cómo influye el estrés en el sistema digestivo y qué estrategias pueden ayudar a reducir sus efectos es clave para mejorar la salud intestinal.
¿Cómo afecta el estrés a la digestión?
- Alteración del movimiento intestinal. El estrés puede provocar tanto diarrea como estreñimiento, ya que afecta el equilibrio del sistema nervioso entérico, encargado de regular la movilidad intestinal.
- Reducción de la producción de enzimas digestivas. Cuando el cuerpo está en estado de alerta, prioriza funciones esenciales para la supervivencia, reduciendo la producción de ácido gástrico y enzimas digestivas, lo que dificulta la digestión de los alimentos.
- Inflamación intestinal. Los niveles elevados de cortisol, la hormona del estrés, pueden alterar la microbiota intestinal y aumentar la inflamación, lo que favorece el desarrollo de trastornos digestivos como el síndrome de intestino irritable.
- Mayor sensibilidad estomacal. El estrés puede intensificar la percepción del dolor y la incomodidad en el aparato digestivo, aumentando los síntomas de gastritis y reflujo ácido.
¿Qué hacer para reducir su impacto?
- Practicar técnicas de relajación. La meditación, la respiración profunda y el yoga pueden ayudar a reducir los niveles de estrés y mejorar la función digestiva.
- Mantener una alimentación equilibrada. Consumir fibra, probióticos y evitar alimentos ultraprocesados puede fortalecer la microbiota intestinal y mejorar la digestión.
- Hacer actividad física. El ejercicio regular ayuda a reducir el estrés y favorece el movimiento intestinal.
- Establecer horarios de comida. Comer con calma y en horarios regulares mejora la digestión y reduce la sobrecarga del sistema digestivo.
- Dormir bien: Un descanso adecuado permite que el cuerpo se recupere y mantenga un equilibrio hormonal saludable.
El estrés tiene un impacto directo en la digestión, afectando la microbiota intestinal, el tránsito intestinal y la producción de enzimas digestivas. Adoptar hábitos saludables y técnicas de relajación puede ayudar a minimizar sus efectos y mejorar la salud digestiva a largo plazo.
