Alerta Bolivia
Tarija, 29 de abril de 2025 – Tarija atraviesa un momento complejo, marcado por la escasez de recursos, la incertidumbre económica y la presión social por programas, obras y servicios. En este escenario, dos figuras públicas con fuerte protagonismo —el gobernador Óscar Montes Barzón y el alcalde Johnny Torres Terzo— muestran estilos de gestión diferentes que invitan a la reflexión sobre cómo se lidera en tiempos difíciles.

Por un lado, Montes ha advertido públicamente sobre la crítica situación financiera de la Gobernación, al punto de mencionar un eventual cierre institucional si no se consigue financiamiento adicional. La afirmación de que “no tenemos un centavo en la cuenta” ha resonado con fuerza, reflejando una postura de urgencia que busca atención sobre la precariedad fiscal departamental. Su mensaje apunta a una necesidad de revisar las estructuras de asignación de recursos desde el nivel central, pero también plantea interrogantes sobre cómo se ha gestionado lo disponible.
Por otro lado, en la esfera municipal, Torres impulsa una serie de proyectos que buscan dinamizar la economía local y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Entre ellos destaca la construcción de la Segunda Circunvalación, una obra significativa que ha sido valorada por su impacto económico, especialmente en la generación de empleo y el movimiento de sectores productivos.
Además, la inauguración de la planta de tratamiento del matadero y la puesta en marcha del nuevo botadero municipal reflejan un compromiso con la modernización de los servicios públicos y la sostenibilidad ambiental. La reciente modernización de la Empresa Municipal de Aseo de Tarija (EMAT) también ha sido un paso importante hacia una gestión más eficiente y responsable de los residuos sólidos.
En el ámbito del desarrollo económico, el programa de incubadora de empresas ha brindado apoyo a emprendedores locales, fomentando la innovación y la creación de empleo en la región.
Ambas situaciones colocan sobre la mesa un dilema de gestión: ¿cómo se responde ante la escasez? ¿Se denuncia y se espera, o se busca dinamizar lo disponible? No se trata de juzgar, sino de analizar: ¿cuál es la narrativa que hoy necesita una población que, más allá de las cifras, requiere respuestas tangibles?
Tarija, como muchas regiones del país, necesita soluciones estructurales. Pero también necesita liderazgo que inspire y gestione, incluso en tiempos de vacas flacas. En esa diferencia de enfoques puede estar el rumbo que definirá el ánimo colectivo de los próximos meses.
Al observar estos contrastes, queda una reflexión inevitable: mientras algunos actores públicos eligen centrarse en la escasez de recursos como barrera para actuar, otros priorizan la búsqueda de soluciones dentro de sus posibilidades, generando movimiento económico, servicios públicos y mejoras palpables para la población.
Tarija enfrenta desafíos económicos reales, pero también está llamada a responder con liderazgo, innovación y compromiso. Porque al final, siempre habrá dos caminos: esperar sentado a que los recursos caigan del cielo o hacer verdadera gestión y no quedarse de brazos cruzados.