Parque eólico La Ventolera: un proyecto que se lo llevó el viento

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Alerta Bolivia  

Jueves, 15 de mayo de 2025 – Según la diputada de Comunidad Ciudadana (CC), Luciana Campero, mediante una denuncia pública, el Gobierno Nacional habría cancelado el proyecto del Parque Eólico La Ventolera en Tarija, pese a que ya había sido adjudicado y contaba con financiamiento asegurado. De confirmarse esta información, estaríamos ante un hecho profundamente lamentable que no solo evidenciaría negligencia institucional, sino también una preocupante falta de compromiso del gobierno con el desarrollo energético del sur del país.

Gobierno Autónomo Municipal de Tarija

El Parque Eólico La Ventolera, previsto para construirse en el municipio de Uriondo, no era un simple proyecto más. Representaba una oportunidad histórica para que Tarija comience a caminar hacia una matriz energética más limpia, moderna y descentralizada. Con una capacidad proyectada de 24 megavatios, distribuida en ocho aerogeneradores, y financiado con 66 millones de euros (en su mayoría provenientes de la Agencia Francesa de Desarrollo), La Ventolera debía ser un símbolo de progreso y visión de futuro.

Pero si la denuncia es cierta, lo que tenemos hoy es otra promesa incumplida, otra muestra de cómo se pueden apagar los sueños de una región con la sola firma de un papel. Y lo más preocupante es el silencio institucional que rodea este caso. Nadie explica, nadie informa, nadie asume responsabilidades. Una inversión de tal magnitud —ya comprometida y anunciada— no puede simplemente desaparecer del plan nacional sin consecuencias.

Mientras tanto, Tarija continúa regalando su gas a precios simbólicos para alimentar termoeléctricas en otras regiones. Produce, pero no transforma. Aporta, pero no recibe. La cancelación de La Ventolera no es solo un retroceso técnico: es una señal política, una muestra de que los intereses de ciertos departamentos aún no son tomados con la seriedad que merecen en la planificación nacional.

Es inevitable preguntarse: ¿por qué se posterga un proyecto con estudios técnicos avanzados y financiamiento aprobado? ¿Se trató de una decisión técnica o de una omisión política? ¿Por qué otras regiones sí concretan sus proyectos energéticos mientras Tarija queda a la espera?

El caso de La Ventolera debe hacernos reflexionar sobre la forma en que se planifica el desarrollo en Bolivia. No basta con discursos sobre energías limpias o integración nacional. Es necesario que las regiones que han sostenido la economía del país con sus recursos naturales también reciban oportunidades concretas para desarrollarse.

No se puede construir un país justo dejando a algunas regiones siempre en el papel de proveedoras y nunca de beneficiarias. Si queremos avanzar hacia un modelo sostenible, transparente y descentralizado, lo mínimo que se exige es responsabilidad. Y lo mínimo que merece Tarija es respeto.

Hoy, La Ventolera no gira. No mueve ni una hélice. Pero sí debería mover las conciencias de quienes entienden que el desarrollo no puede seguir siendo un privilegio, sino un derecho compartido.


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