Alerta Bolivia
Tarija, 02 de mayo de 2025 – El presidente del Colegio de Economistas de Tarija, Fernando Romero, expresó su preocupación por el contexto económico en el que el Gobierno nacional definió el reciente incremento salarial, advirtiendo que, pese al aumento, el poder adquisitivo de los trabajadores se ha deteriorado de forma significativa.

“El salario mínimo nacional hoy es de 2.750 bolivianos. Al tipo de cambio oficial equivale a cerca de 395 dólares, pero al tipo de cambio paralelo, que es el que rige en el mercado real, representa apenas 180 dólares. Eso refleja una devaluación del poder adquisitivo de al menos un 50% respecto a gestiones pasadas”, afirmó Romero.
Aunque reconoció que el salario minimo nominal ha subido, el economista fue enfático en que “en términos reales y de poder de compra, ha bajado considerablemente”. En ese sentido, cuestionó la utilidad de continuar insistiendo en ajustes salariales cuando las condiciones estructurales de la economía —como la informalidad, la inflación y el estancamiento productivo— no mejoran.
Precariedad laboral e informalidad en aumento
Romero subrayó que la verdadera preocupación de los trabajadores debe ir más allá del monto del salario. “El problema de fondo es la informalidad: más del 85% del empleo en Bolivia es informal, según datos de la OIT (Organización Internacional del Trabajo ), y eso se queda corto. En los últimos dos años, la crisis ha empeorado esta situación, incluso dentro del mismo sector formal”, sostuvo.
El economista alertó sobre contratos temporales sin seguridad social, seguros médicos ni estabilidad laboral, lo que genera una precarización creciente del empleo.
“Muchas empresas pequeñas no pueden asumir incrementos salariales. Esto las empuja a la informalidad, al despido paulatino o al llamado trabajo ‘en negro’, donde los salarios reportados no coinciden con los realmente pagados”.
Inflación oculta y decisiones políticas
Romero también cuestionó la validez de las estadísticas oficiales sobre inflación. “Los datos reportados reflejan apenas una parte del aumento real de precios. Mientras se habla de una inflación interanual del 5%, en la práctica muchas familias sienten que los precios han subido entre un 12% y 15%”, señaló.
Asimismo, advirtió que el reciente incremento salarial podría tener un efecto contraproducente: “Se inyectará dinero con el pago de sueldos y retroactivos, lo que sumado a una posible expansión de la masa monetaria para financiar gasto corriente, generará más inflación. Es una espiral peligrosa”.
Finalmente, Romero calificó de “político y poco sensato” el contexto en que se decidió el ajuste salarial.
“Todo esto responde más a una necesidad de mantener el apoyo de la Central Obrera Boliviana, incluso con intentos de incorporar representantes sindicales en espacios del poder político. Pero quien pagará las consecuencias será la población, especialmente los más vulnerables. La inflación es el impuesto más injusto: castiga al que menos tiene”.