Aunque la mayoría de las personas sanas pueden mantener niveles normales de magnesio mediante la dieta, ciertas afecciones pueden provocar que dichos niveles bajen demasiado en el cuerpo, lo que podría provocar una deficiencia (hipomagnesemia). Si no recibe tratamiento, un nivel bajo de magnesio puede provocar problemas como fatiga, calambres musculares y problemas cardíacos.
A corto plazo, un nivel bajo de magnesio no suele causar síntomas. El cuerpo retendrá más magnesio cuando la ingesta sea baja. Con el tiempo, la falta de magnesio a través de los alimentos o una mala absorción pueden provocar una deficiencia.
Los primeros síntomas suelen incluir:

- Pérdida de apetito
- Fatiga
- Náuseas o vómitos
- Debilidad
Si la deficiencia de magnesio persiste, los síntomas pueden progresar a:
- Arritmias (ritmo cardíaco irregular)
- Hipocalcemia (niveles bajos de calcio en sangre)
- Hipopotasemia (niveles bajos de potasio en sangre)
- Calambres musculares
- Entumecimiento u hormigueo
- Convulsiones
Si corres el riesgo de tener niveles bajos de magnesio y experimentas síntomas, tu médico puede solicitar un análisis de sangre para verificar tu nivel de magnesio en sangre. Se pueden realizar otras pruebas, pero por lo general son más engorrosas e invasivas.
El nivel de magnesio sérico no está incluido en el perfil químico básico o completo, por lo que tu doctor deberá solicitarlo por separado.
Efectos en la salud a largo plazo
Si se ignora o no se trata, la deficiencia de magnesio puede agravarse y eventualmente provocar:
- Arritmias
- Ateroesclerosis (acumulación de placa en las paredes de las arterias)
- Enfermedad coronaria (enfermedad cardíaca causada por daño en las arterias grandes)
- Ataque cardíaco
- Hipertensión (presión arterial elevada)
- Infarto cerebral