LLas várices son un padecimiento venoso que afecta las paredes de los vasos sanguíneos, causando su dilatación e inflamación, lo que puede ser visible principalmente en las piernas. Este problema obstruye el flujo sanguíneo, dañando su elasticidad y generando síntomas incómodos.
Algunos de los síntomas más comunes incluyen:

- Abultamiento que se eleva por encima de la piel, dificultando su firmeza.
- Dolor intenso en las piernas.
- Pesadez al caminar.
- Calambres nocturnos.
- Ardor.
- Manchas de color ocre en la piel (en los casos más graves).
Si no se recibe tratamiento a tiempo, las várices pueden generar complicaciones como úlceras varicosas, lo que incrementa la incomodidad y limita la capacidad para realizar actividades cotidianas, dificultando el caminar.
Personas más susceptibles
La población más propensa a desarrollar várices incluye:
- Mujeres de clase trabajadora en edad productiva, especialmente las que pasan largas horas de pie o sentadas.
- Mujeres bajo tratamientos hormonales, como embarazadas o quienes atraviesan la menopausia.
- Personas con sobrepeso u obesidad.
- Adultos mayores de 60 años.
Tratamientos alternativos
Aunque la cirugía es el tratamiento más común para eliminar las várices, existen opciones alternativas que han demostrado eficacia, como la escleroterapia, que consiste en la inyección de un agente que cierra las venas afectadas y permite su reabsorción por el cuerpo. Además, se pueden utilizar técnicas mínimamente invasivas como la terapia láser y la radiofrecuencia.
La mejor forma de prevenir o controlar las várices es practicando ejercicio regularmente para mejorar la circulación, manteniendo un peso saludable y llevando una dieta balanceada. Es fundamental acudir al médico ante los primeros síntomas, como la aparición de venitas en las piernas, para tratar el problema antes de que se agrave.