Un congreso académico con sabor a vino: universitarios llegaron a Tarija y dejaron más consumo que aprendizaje

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Alerta Bolivia  

Lunes, 14 de abril de 2025 – El pasado fin de semana, Tarija fue sede del Congreso Nacional de Universidades, un evento que, en teoría, debía estar marcado por el debate, la formación y el intercambio de ideas. Sin embargo, la realidad que se vivió en las calles fue muy distinta.

Aproximadamente siete mil estudiantes de distintos departamentos del país llegaron a la capital chapaca, llenando hoteles, alojamientos, restaurantes y, especialmente, bares, discotecas y licorerías. Lo que debía ser una cita académica terminó convirtiéndose en una especie de festival desbordado, donde el consumo excesivo de alcohol se volvió protagonista.

Desde el viernes anterior, las calles de Tarija fueron testigos de un comportamiento descontrolado por parte de los estudiantes. No faltaron los disturbios, ruidos hasta altas horas de la madrugada y escenas poco compatibles con el propósito educativo del evento. Este panorama generó preocupación entre vecinos y autoridades, quienes se preguntan si este tipo de congresos realmente cumple su objetivo académico o se ha convertido en un simple pretexto para el turismo juvenil y la diversión sin límites.

No obstante, hay quienes sostienen que la llegada masiva de estudiantes generó un alivio económico para varios sectores de la ciudad. La gastronomía vivió días de alta demanda, los hospedajes estuvieron a tope y muchas bodegas de vino —en especial las pequeñas y artesanales— vieron incrementadas sus ventas. Para algunos, esta avalancha estudiantil representó una forma de reactivación económica, incluso si los ingresos provinieron más de la venta de alcohol que de lo académico.

El debate queda abierto: ¿debe una ciudad celebrar el movimiento económico que deja un evento, aunque esté marcado por el desorden? ¿Dónde queda el objetivo académico cuando la educación pasa a segundo plano frente al consumo? Tarija ofreció hospitalidad, cultura y patrimonio, pero lo que muchos visitantes eligieron fue la noche, el vino y la fiesta.

Los congresos universitarios deben ser plataformas de pensamiento. No hay excusas para el descontrol. Tarija merece ser reconocida por su aporte a la academia, no solo por su capacidad de albergar fiestas multitudinarias. Y los estudiantes, como futuros profesionales, deben también asumir un rol de responsable frente a los espacios que se les confía.

Lo ocurrido este fin de semana no solo deja dudas sobre la utilidad real de estos congresos universitarios, sino que también golpea la imagen de Tarija ante el país. Una ciudad con historia, con cultura, con una tradición académica y productiva, quedó reducida a un escenario de excesos y ruido. La postal que se llevaron muchos no fue la de una tierra de reflexión y saber, sino la de un destino de juerga sin límites. Y eso, lamentablemente, no solo mancha el prestigio de un evento, sino que empaña el nombre de una ciudad que merece ser vista con respeto y admiración, no como un simple lugar para venir a descontrolarse. Tarija no puede seguir siendo mal recordada por la resaca de otros.


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