Los bombardeos de Estados Unidos contra tres instalaciones nucleares en Irán marcan un punto de quiebre. La decisión, inédita, fue tomada por el presidente Donald Trump y dejó claro que Washington ya no se limita a apoyar a su aliado Israel, sino que se implicó directamente en el conflicto.
Para el investigador Gilberto Conde Zambada, especializado en Medio Oriente, ese momento selló el inicio de una nueva fase del conflicto: “Estados Unidos ya es parte activa de la guerra”, sostiene. Y con ello, la confrontación directa entre ambos países se convierte, a su juicio, en un proceso irreversible.
Según Conde Zambada, Irán “hará algún tipo de respuesta muy fuerte, tratando de que haya pocas bajas en términos humanos para EE. UU., pero en el que Irán demuestre que sí puede responder con mucha fuerza a un ataque de este tipo”.
Sin embargo, otros analistas también entrevistados por France 24 como Daniel Adler, exmiembro del Ejército israelí, consideran que “la capacidad de respuesta de Irán hoy es desconocida”.
En una lógica más victoriosa —que sintoniza con “la paz a través de la fuerza”, el lema de Trump—, Adler apunta que la nueva estrategia iraní “no va a ser bélica” de manera convencional, dado que “el mundo entero se dio cuenta del poder militar que tiene Estados Unidos y saben que no pueden hacerle frente”.
Una eventual respuesta de la República Islámica a los ataques contra su programa nuclear no necesariamente involucraría plenamente a Estados Unidos en el conflicto, a menos que Irán tome represalias directas contra objetivos de la Unión Americana de tal manera que exijan nuevas acciones estadounidenses.
Eso es lo que el líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei y sus generales militares tendrán que resolver: ¿debería Irán tomar represalias? Y, de hacerlo, ¿está preparado para enfrentar una respuesta militar estadounidense más dura, especialmente cuando no se vislumbra un final para su conflicto actual con Israel?
Tres escenarios posibles para Medio Oriente
Los analistas identifican al menos tres posibles escenarios tras las amenazas iraníes de represalias.
El primero implica un ataque directo con misiles balísticos o drones contra las tropas estadounidenses estacionadas en Medio Oriente. Se calcula que pueden ser unos 40.000 efectivos.
Estados del Golfo como Bahrein y Qatar son los blancos más accesibles debido a su proximidad geográfica. Sin embargo, un ataque de este tipo que cause bajas estadounidenses podría obligar al presidente Trump a responder con fuerza, intensificando la participación de Estados Unidos en el conflicto, y arrastrando probablemente a potencias económicas y militares de la región a la guerra.
El segundo escenario —teniendo en cuenta las represalias tomadas anteriormente por Teherán— podría ser que el Estado persa delegue las represalias a milicias aliadas, como las de Irak o Yemen. Esto permitiría a Teherán infligir daño sin exponerse directamente a una reacción estadounidense, lo que podría evitar una escalada mayor.
Sin embargo, la capacidad de estas milicias se ha visto mermada. Dos de ellas, Hezbolá en Líbano y Hamás en la Franja de Gaza, están debilitadas tras 18 meses de devastadores ataques israelíes en represalia al ataque del grupo islamista del 7 de octubre.
Por su parte, los hutíes en Yemen, aunque activos, también enfrentan limitaciones tras continuados ataques estadounidenses e israelíes durante este año.
El tercer escenario podría implicar una catástrofe comercial y no bélica, como lo prevé Adler. Irán podría bloquear el estrecho de Ormuz, por donde transita aproximadamente el 20% de la producción mundial de petróleo.
Aunque este movimiento arriesgaría el apoyo de aliados clave de Irán, como China, que depende en gran parte del petróleo de la República Islámica, que pasa por este estrecho. Este domingo, justamente, Beijing apoyó a Teherán en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Este escenario ha sido reconocido como uno de los más factibles e Irán ha amenazado con hacerlo múltiples veces. Se espera que el principal Consejo de Seguridad Nacional de Irán tome la decisión final sobre el cierre del estrecho de Ormuz en las próximas horas, informaron el domingo medios iraníes. El Parlamento iraní ya aprobó esta decisión después de los ataques estadounidenses contra las instalaciones nucleares iraníes.
¿Cuál es la capacidad militar de respuesta de Irán?
Varios analistas señalan que el arsenal de misiles balísticos y drones de Irán se ha reducido significativamente tras sus oleadas de ataques contra Israel y bombardeos israelíes a sus instalaciones. Sin embargo, Adler advierte que “nadie puede saber la capacidad militar real de Irán”.
Para Aaron David Miller, exnegociador estadounidense para Medio Oriente, la capacidad de Teherán para movilizar a sus aliados en el conocido como el Eje de la Resistencia está limitada.
“Los iraníes son muy débiles y su capacidad militar se ha deteriorado”, afirma, aunque advierte que Irán aún dispone de “medios asimétricos” como asesinatos, secuestros o atentados terroristas organizados por la Fuerza Quds o su servicio de inteligencia.
Un precedente relevante es la represalia iraní tras el asesinato del general Qassem Soleimani en 2020, cuando Irán atacó la base aérea estadounidense de Ain al-Asad en Irak con 27 misiles balísticos, causando daños materiales y lesiones, pero sin víctimas fatales. Lo que permitió evitar una escalada mayor.
Pero las circunstancias actuales son distintas: el ataque estadounidense a la “joya de la corona” iraní —su programa nuclear— en territorio propio eleva las apuestas. “Si Irán no responde de forma significativa, se verá débil y más vulnerable”, reitera el investigador Conde Zambada.
¿Hacia la diplomacia o una guerra prolongada?
Trump ha insistido en que Irán debe aceptar un acuerdo de paz en un plazo de “dos semanas” o enfrentar más ataques. Sin embargo, el ministro de Asuntos Exteriores iraní, Abbas Araqchi, ha declarado que la diplomacia no es viable mientras Irán esté bajo ataque.
La Organización de Energía Atómica de Irán ha reafirmado su compromiso con su “industria nacional”, y un comentarista de la televisión estatal afirmó que cualquier ciudadano o soldado estadounidense en la región es ahora un “objetivo legítimo”.
Eric Loeb, profesor de la Universidad Internacional de Florida, sugiere que Irán podría optar por atacar “objetivos fáciles” dentro o fuera de la región, pero también considera posible un retorno a la diplomacia, aunque desde una posición debilitada.
Por su parte, Karim Sadjadpour, del Fondo Carnegie para la Paz Internacional, advirtió en su cuenta de X que “es más probable que esto abra un nuevo capítulo en la tensión de 46 años entre Estados Unidos e Irán, no que le ponga fin”.
Horas decisivas para «la tragedia o la paz»
Las acciones de Trump, que oscilan entre amenazas militares y llamados a la negociación, buscan presionar a Irán para desmantelar su programa nuclear.
Sin embargo, cualquier escalada —como ataques a altos mandos iraníes o a su infraestructura petrolera— podría desestabilizar la economía global y profundizar las divisiones internas en Estados Unidos, especialmente entre los halcones de la Administración y los partidarios de la política oficialista ‘Make America Great Again’ (MAGA), opuestos a nuevas “guerras eternas” como las de Irak y Afganistán.
El lema de Trump, “paz a través de la fuerza”, enfrenta una prueba sin precedentes. Medio Oriente y el mundo observan con cautela si la confrontación dará paso a la tragedia o si, contra todo pronóstico, la diplomacia encontrará un espacio en este delicado equilibrio de poder.