El mal olor corporal puede ser incómodo, y aunque la mayoría de las personas lo han experimentado en algún momento, no suele ser motivo de preocupación médica. Cuando este olor se vuelve intenso o persistente, se conoce como bromhidrosis. Esta condición afecta con mayor frecuencia a las axilas, pero también puede presentarse en otras zonas como los pies o la ingle.
El cuerpo está cubierto de glándulas sudoríparas porque la sudoración es una función esencial que nos ayuda a refrescarnos.
Existen dos tipos principales de glándulas sudoríparas:
- Glándulas ecrinas: Cubren gran parte del cuerpo y desembocan directamente en la superficie de la piel.
- Glándulas apocrinas: Se desarrollan en zonas con muchos folículos pilosos, como las ingles y las axilas. En lugar de desembocar en la superficie de la piel, las glándulas apocrinas desembocan en el folículo piloso y luego desembocan en la superficie.
Las glándulas apocrinas suelen asociarse con el mal olor en las axilas y el sudor maloliente.
Cuando el cuerpo se calienta, las glándulas ecrinas liberan agua para ayudar a enfriarlo. Esto suele ser inodoro.
Las glándulas apocrinas, que se desarrollan durante la pubertad, también secretan un líquido inodoro. Pero al entrar en contacto con las bacterias en la piel, pueden desarrollar un olor comúnmente asociado con el mal olor en las axilas. Por eso, la pubertad es la época en la que la mayoría de las personas empiezan a notar el mal olor en dicha zona del cuerpo.
Diversas investigaciones también sugieren que el consumo de ciertos alimentos o la deficiencia de ciertos nutrientes pueden afectar la composición del sudor, lo que a su vez puede afectar su olor.
Recuerda que sudar es una función corporal natural, pero algunas personas sudan más de lo habitual. Esto se denomina hiperhidrosis. Las personas con hiperhidrosis sudan de forma excesiva, sobre todo en zonas con muchas glándulas ecrinas, como las manos, los pies y las axilas.